La mayoría de estos casos, desgraciadamente tan habituales, terminan con la disolución y liquidación de la sociedad.
Muchas sociedades nacen como proyectos empresariales compartidos por dos personas que, por la idea de control sobre el mismo, se constituyen al 50% y, en muchos casos, además, ambos socios se nombran administradores.
La experiencia nos dice que lo que en un inicio parece idílico resulta no ser así sino todo lo contrario… Es decir, ese “empate” obliga a llegar a acuerdos sobre cualquier cuestión en la que pueda haber discrepancia y hete aquí el problema….ese acuerdo termina por no ser posible porque las posiciones se encuentran totalmente enfrentadas.
Tan es así, que la mayoría de estas empresas ni puede aprobar las cuentas anuales, ni ampliar capital ni adoptar decisiones necesarias para el día a día.
Disolución por paralización de la sociedad:
En este escenario de bloqueo continuado en el tiempo la solución nos la da la Ley que contempla como una de las causas de disolución de la sociedad la paralización de los órganos sociales de modo que resulte imposible su funcionamiento.
Nos podemos encontrar con supuestos en que, pese a ser la sociedad rentable, el enfrentamiento entre los socios, bloquee la toma de decisiones y obligue a su disolución. Un auténtico drama.
Acordada la disolución, como será igualmente imposible el acuerdo entre los socios para su liquidación, esta corresponderá a un liquidador judicial.
Consejo: evite sociedades constituidas al 50%:
Por lo anteriormente dicho, no constituya sociedades al 50%, no es la mejor idea. Al contrario, se aconseja siempre la existencia de un socio mayoritario aunque sea al 51% precisamente para evitar situaciones de bloqueo que terminan siendo perjudiciales para todos: socios, trabajadores y terceros.
La forma de redactar los estatutos y pactos entre socios es igualmente vital, para ello se hace