En unos días todas las empresas deberían tener aprobadas y depositadas las cuentas anuales, ¿qué sucede si no cumplen con esta obligación?
La mayoría de las empresas deben tener aprobadas sus cuentas anuales antes del 30 de junio y una vez aprobadas disponen de 30 días más para su depósito en el Registro Mercantil, es decir antes de final de julio.
A los administradores de la sociedad les corresponde la obligación tanto convocar la junta de socios para la aprobación de las cuentas como de llevar a cabo su posterior depósito.
Si las cuentas no son depositadas en plazo los administradores se enfrentan a las siguientes consecuencias
Cierre del Registro Mercantil:
La primera consecuencia es que la hoja registral de la sociedad quedará cerrada, de tal forma que el Registro Mercantil no inscribirá ningún documento relativo a la sociedad hasta que no se depositen las cuentas.
El cierre registral tiene su importancia porque impedirá la inscripción de actos tan importantes como pueden ser un cambio de administrador, otorgamiento de poderes, cambio de domicilio, ampliaciones de capital o cualquier otra modificación estatutaria.
Sanciones económicas:
Aunque en la práctica todavía no se ha generalizado, el no depositar las cuentas puede conllevar, además, la imposición de multas a partir de 1.200 euros y hasta un máximo de 60.000 euros.
Responsabilidad personal por las deudas sociales:
Nos encontramos ante la consecuencia más grave para los administradores. La falta de aprobación y depósito de las cuentas anuales es un incumplimiento grave de sus obligaciones legales que, en determinadas circunstancias, puede llevar a que sean condenados a responder personalmente de las deudas sociales.
La falta de depósito de las cuentas anuales suele llevar aparejada unos malos resultados económicos en la sociedad que conlleva el incumplimiento de sus obligaciones de pago. En este escenario los acreedores de la empresa intentarán por todos los medios derivar las deudas contra los administradores. El hecho de no haber depositado las cuentas no ayuda a evitar esta responsabilidad sino todo lo contrario, nos puede situar en una situación de alto riesgo que deberíamos evitar.
Pero es más, en caso de que la empresa terminara en un concurso, la falta de depósito de las cuentas anuales presumirá la culpabilidad del administrador que deberá probar que ha actuado diligentemente pues en caso contrario se podrá ver afectado personalmente.
